Participamos con nuestras opiniones en “¡Viva la libertad de excreción, carajo!”, nota de Diego Iglesias en Revista Anfibia.
Las redes sociales se convirtieron en una cloaca. Y algunos de los principales influencers libertarios lo celebran. Muchos usuarios que quieren participar bajo la lógica del debate de ideas empiezan a abandonarlas porque el ambiente es cada vez más tóxico. Muerto Twitter. ¿Sobrevivirá X como un residuo trash? El caso de Brasil, donde están involucrados hombres de Milei y Elon Musk decidió cerrar sus oficinas, es un ejemplo que empieza a cambiar los límites. ¿En nombre de qué derechos se puede restringir la libertad de expresión? ¿Se pueden sanear los espacios de la discusión pública?
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