Internet existe desde hace 25 años. Un lapso de tiempo que es una buena excusa para narrar su historia y ver qué problemas deberemos enfrentar en el futuro. Porque ya no somos tan ingenuos: internet es una herramienta muy útil, pero también esconde peligros y guerras, que este libro revela.
Guerras de internet cuenta cómo funciona la Red, quiénes son sus dueños, cuál es su historia y los poderes que la controlan. Y a partir de allí se sumerge en los enfrentamientos actuales y futuros de la Red y la tecnología.
Es la primera vez que en Argentina se escribe sobre internet desde este punto de vista: ni optimista ni paranoico. Hay un periodismo de tecnología que se ocupa de reseñar las novedades, el nuevo smartphone, la nueva aplicación; lo nuevo, en general. Está bien y es necesario. Pero es un periodismo más cercano a la publicidad que a la información. Del otro lado hay algunos activistas y militantes de internet muy concentrados en denunciar sus consecuencias, a las empresas y los gobiernos que nos espían. Y eso también está bien y es muy necesario. Pero, en el medio, yo creo que como en otros temas, políticos y sociales, falta información. Eso es lo que cuento en Guerras de internet.
El historiador de la ciencia Melvin Kranzberg dice: “La tecnología no es buena ni mala, ni tampoco neutral”. Somos nosotros, los hombres, las empresas, los gobiernos, los que la hacemos buena o mala o los que la podemos usar para bien o para mal. Guerras de internet explica la Red desde las relaciones de poder. No postula prescindir de la tecnología, los celulares o las redes sociales. En cambio, va por un camino más complejo: contarte qué sucede cuando los usás, para que luego puedas decidir qué hacer o cómo proteger tus datos.
Guerras de internet es un viaje. Se mete en las estaciones de cables submarinos, en los centros de datos de los proveedores de internet locales, en conferencias internacionales donde hablan los funcionarios que manejan internet y están los hackers y los activistas que defienden los derechos de los usuarios.
La investigación demandó dos años, cincuenta entrevistas y viajes por rutas, servidores, pueblos y grandes ciudades, que le pusieron caras, colores, lugares y números a internet. Guerras de internet se nutre de información de primera mano, de fuentes de Argentina, América Latina y el mundo. Eso tiene un objetivo: darnos poder como usuarios de la Red.