Terminé el segundo capítulo del libro, tal vez el más difícil. Pero también el más lindo hasta ahora. Quiero que el libro salga ya. Es un gran libro, lo está siendo, en gerundio, mientras lo escribo. No me da verguenza decirlo, no quiero falsa humildad.
El capítulo se trata de infraestructura: de cómo internet sale del mar (lo que conté en el capítulo 1) y va recorriendo distintos lugares de la ciudad hasta llegar a nuestras casas. Para contarlo, fui a obras de instalación, datacenters (muchos) y hablé con (más) ingenieros. También, recorrí la ciudad con otros ojos, los de una antropóloga urbana de la tecnología. Descubrí cosas, aparatos, me divertí, y lo cuento.
En el medio, explico por qué la industria de las telecomunicaciones está tan concentrada. Hablo, uno por uno, de los dueños de internet. Hablo de la historia de las telecomunicaciones, los saltos tecnológicos, las leyes que permiten que ese mundo hoy sea así. Hablo de los seres humanos que construyeron la Red, los de la primera generación y los nuevos, los Zuckerberg, los contenidos.
Es larguísimo, pero con mi editor capo, Federico Kukso, y con miles de horas de escritura, quedó con un ritmo genial.
El capítulo que viene es la guerra, la política. El TEG de los conflictos actuales de internet. Hermoso, también.